Espárragos con jamón
ELABORACIÓN
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Pasados unos cinco minutos, retira la sartén del fuego y añade la nata, un poco de nuez moscada y una pizca de sal, lleva la sartén al fuego y mezcla con cuidado de que los pimientos no se rompan y se bañen de la nata. Si faltara un poco, puedes añadir un chorrito de leche. Cocina unos minutos y haz un hueco en el centro, incorpora entonces los huevos, cáscalos en un bol o en un plato antes de añadirlos a la sartén.
Tapa la sartén y cocina hasta que la clara esté cuajada, de este modo la yema también queda blanca, pero el interior quedará fluido y delicioso. No dejes tapada la sartén y te olvides para que las yemas no se cuajen del todo, ve controlando la cocción y en cuanto veas que la clara está hecha, retira del fuego.
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https://gastronomiaycia.republica.com/2010/03/02/parmentier-de-queso-azul-con-esparragos-de-navarra/
Colocar los pimientos en una fuente para horno, añadiendo el jugo que quede en el bote de la conserva. Ponemos sal y después espolvoreamos el azúcar moreno sobre los pimientos. Colocamos el romero y el tomillo encima y lo rociamos todo con aceite. Introducimos en el horno durante 20-25 min. dependiendo del grosor de los pimientos, a una temperatura de 160º aprox.
Se pueden tomar calientes o tibios, e incluso fríos están deliciosos.
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http://garbancita.blogspot.com.es/2006/06/pimientos-del-piquillo-al-horno.html
Triturar los pimientos con la leche y los huevos. Salpimentarlo.
Pelar los langostinos desechando cabezas y carcasas.
Rellenar un molde de cake antiadherente o forrado con papel de aluminio con la mezcla hasta la mitad.
Hornearlo a 170ºC al baño María 10 min. Sacarlo y cubrirlo con las colas de langostinos y rellenarlo con el resto de la mezcla.
Volver a hornearlo 35 min. aprox. hasta que al pinchar la aguja salga limpia. Servirlo en fuente.
1.- Poner una cazuela al fuego con la mantequilla, una vez esté líquida añadir la harina y remover hasta que quede una crema y dejar que se tueste durante dos minutos. Acto seguido añadir la leche poco a poco y no parar de remover hasta que tenga consistencia de bechamel.
2.- Trocear los pimientos y el huevo duro y añadirlos a la bechamel, dejar en el fuego y no dejar de remover hasta que la bechamel se separe de las paredes de la cazuela o sartén. Retirar a una bandeja y dejar enfriar.
3.- Cuando la masa esté consistente y fría hacer las croquetas con la forma que más os gusten, pasar por harina y huevo y pan rallado. Freír en abundante aceite de oliva virgen, sacar sobre un papel de cocina, emplatar y servir.
Pelamos el diente de ajo y le sacamos el corazón (esto evitará que después se nos repita), sólo necesitaremos la mitad. Pelamos los tomates y los cortamos en trocitos no muy grandes.
Mojamos el pan en el vinagre.
Añadimos en una olla, o en un recipiente suficientemente alto para que no salpique, los tomates, los pimientos del piquillo escurridos, el medio diente de ajo, el pan y la sal y lo trituramos bien.
Finalmente añadimos aceite poco a poco hasta que quede una crema fina.
Servimos frío
La receta es muy similar a la de una salsa de tomate tradicional, aunque con algunos complementos más exóticos. Así que empezamos picando la cebolla y poniéndola a fuego suave con aceite de oliva virgen extra y el ajo. Queremos que se haga y quede transparente pero sin llegar a dorarse, así que en unos 20 minutos -vigilando para que no se pasé- será suficiente.
Mientras tanto, rallamos los tomates. También podemos escaldarlos, pelarlos y picarlos, pero a nosotros nos parece mucho más cómodo y rápido tirar de rallador. Añadimos el tomate a la cebolla ponchada e incorporamos el resto de ingredientes: los pimientos picados, el azúcar, la miel, el vinagre de manzana, la mostaza, la sal, y un toque de pimienta.
A fuego suave, en unos 40 minutos estará listo. Trituramos y decidimos si el espesor es el que buscamos -la idea es que quede como el ketcchup, no como una salsa líquida- o necesita algo más de fuego. Para darle más consistencia es tan sencillo como volver a poner al fuego para que se vaya concentrando hasta tener la textura deseada. Si queremos que quede más fino, y nos molestan las semillas de los pimientos y los tomates, pasarlo por el chino es la solución.
Por supuesto, iremos probando el punto de dulce y de sal para ajustar el sabor de la salsa a nuestro gusto, jugando también con el amargor del vinagre y el toque que le da la mostaza. En algunas recetas también se añade pimentón, pero en esta versión hemos preferido centrarnos en el punto dulce de la miel.
Fuente: https://blogs.20minutos.es/la-gulateca/2015/09/28/receta-ketchup-casero-pimientos-piquillo/
Se cuece la pasta
En una sartén se añade un poco de aceite de oliva virgen extra y se pocha media cebolla pequeña junto con tres o cuatro pimientos del piquillo de lata.
Se pasa todo por la batidora y se vuelve a poner a la sartén donde se le añade 100 cl. de leche evaporada, la sal y la pimienta y se deja un minuto.
Se añade la salsa a la pasta.
En una sartén amplia, en la que quepan todos los pimientos extendidos, sin que monten entre ellos, pon un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Pela los ajos y dóralos ligeramente en el aceite, antes de que tomen demasiado color, incorpora los pimientos bien escurridos.
Pon a fuego medio-alto y reparte la mitad del azúcar sobre los pimientos, dales la vuelta con cuidado de que no se rompan y termina de repartir el azúcar. Deja que se caramelice ligeramente y vierte el líquido de gobierno y un poco de agua, la suficiente para que cubra los pimientos.
Sube el fuego y confita durante diez minutos aproximadamente, hasta que el jugo esté de nuevo caramelizado, no hay que excederse en el tiempo para que los pimientos conserven su forma.
Retira los pimientos del piquillo de la sartén y sírvelos