Pelar las patatas, las zanahorias y las cebollas. Las lavamos y las cortamos en dados para que todo quedara bien mezclado. Cortar las judías verdes y la coliflor.
En una olla echamos agua hasta cubrir las verduras, un poco de aceite de oliva virgen extra y un poco de sal. Calentar a fuego alto y cuando hierva, agregar las verduras troceadas y seguir cocinando a fuego medio durante unos 30 minutos.
Añadir las patatas y la coliflor cuando el proceso anterior tarde 10 minutos, ya que con 18-20 minutos de cocción es más que suficiente, no queremos que las verduras queden demasiado cocidas, aunque en este caso tampoco estarán al dente, recién cocinado.
Mientras se cocinan nuestras verduras, ponemos el aceite de oliva virgen extra en la sartén y comenzamos con la salsa. A fuego medio, agregue el jamón y la cebolla. Freímos.
Agregue una cucharada de harina y mezcle bien. Luego vierta dos cucharadas del caldo de las verduras hervidas y mantenga a fuego lento durante unos minutos.
Una vez que las cebollas están transparentes, el jamón está dorado. Retire la olla del fuego y reserve.
Después de que las verduras estén cocidas, retíralas del fuego y escúrrelas. Póngalos en un tazón y agregue la salsa sobre las verduras.
Cuece las patatas con la piel puesta y pélalas cuando se hayan enfriado un poco. Los cortamos en cubos.
Agregue atún picado, variantes picadas, aceitunas en rodajas y dos claras de huevo duro.
Para la salsa, mezcle una cucharada de mostaza con mayonesa, ajuste el nivel de sal y agréguela a las papas.
Mezclar cuidadosamente sin destruir los ingredientes.
Adorne con yemas de huevo picadas, unas aceitunas en rodajas y unas hojas de perejil.
Refrigere por unas horas para permitir que los sabores se mezclen.
Combine la crema batida y la mermelada, batiendo hasta que se formen picos rígidos.
Sobre la última capa de crema, decora con frutas y termina la pasta con leche condensada desmenuzada.
En la tienda Cooperativa del campo distribuimos este vino tan especial «Heras Cordón», vino que todos los años cosecha premios y deleita los paladares de los clientes más exigentes …
¿Tres Papas pueden equivocarse? Está claro que no, coinciden en la pequeña bodega familiar, Heras Cordón, en Fuenmayor (La Rioja), y menos si cada santo Padre procede de culturas enológicas tan diferentes como la polaca, la alemana o la argentina. Juan Pablo II fue el pionero, quien abrió a esta bodega las puertas del Vaticano; Benedicto XVI mantuvo el compromiso y Francisco ha renovado la alianza con los caldos que nacen en unas viejas cepas situadas entre Lapuebla de Labarca (Álava) y Fuenmayor.
Van para 17 años y la relación no solo se está afianzando entre Heras Cordón y el Vaticano, sino que, además, le está abriendo nuevas puertas en mercados que aprecian de manera especial esa unión comercial. La internacionalización de la bodega se está asentando en torno a países de profundas raíces o colectivos católicos, como Filipinas, Polonia, República Dominicana, México, Brasil, Paraguay, Colombia o Chile, entre otros. Y, por supuesto, Argentina, el país de origen de Francisco, que degusta un Rioja, cuando por su procedencia podría preferir un Torrontes o un Malbec.
Hay otros mercados que se resisten. “Me reuní con el Obispo de La Habana y también con un familiar de Fidel Castro, y les gustaba, pero no estaban para gastos superfluos”, relata el responsable de exportaciones, Víctor Zabalza. Sigue en el limbo la posibilidad de que el patriarca ruso ortodoxo Cirilo haga lo mismo que Francisco con el vino de Heras Cordón. Las buenas relaciones entre ambos han abierto esta nueva posibilidad comercial. La bodega ya ha entregado la etiqueta con su escudo.
En Moscú, sus caldos ya son habituales en vinotecas y establecimientos de restauración, pero también en Japón, Corea, China y Hong Kong. Seguir leyendo …
fuente: EL PAIS
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